La mendocina María Pía Valls Beltrán vive actualmente en Noli, Italia. Contó a SITIO ANDINO en
primera persona sobre este pequeño pueblo de 2.700 habitantes donde el
turismo aún no llega a su punto máximo pero que no tiene nada que
enviadiarle a ciudades como Roma, Venecia y Milán. Conocé su relato.
Según mi visión,
la de una "argentina crecida en Italia", el turismo italiano todavía no
ha llegado a su tope, a su punto máximo. El problema italiano es que al
tener ciudades como Roma, Venecia, Napoli, Florencia y Milán a menudo
es difícil que, a nivel internacional, se logre destacar aquellas
ciudades entre medianas y pequeñas. Sin embargo, son parte fundamental
de la cultura y la historia de este país maravilloso: sitios adonde la
cocina mediterránea se casa con ingredientes típicos sólo de ese pequeño
pueblito; adonde las arquitecturas antiguas se mezclan con los colores
de la modernidad y adonde el mar, el sol, la montaña y las colinas se
convierten en el fondo de unas vacaciones relajadas. Incluso, adonde el
free-style de deportes extremos puede asomarse a la aventura.
Voy a contarles un
poco sobre Noli, un pequeño pueblo de 2.700 habitantes, que se
encuentra en la provincia de Savona, en la región Ligur, situada en la
zona noroccidental de la península. Su capital es la renombrada Génova:
la cual está bañada al sur por el Mar Ligur, al oeste limita con Francia
(región Provenza-Alpes-costa Azul), al Norte con el Piemonte y con
Emilia-Romaña y al sureste con Toscana.
Esta región, según
la leyenda, se encuentra “apretada” entre el mar y las cadenas
montañosas de los Alpes y el Appennino: por lo que Liguria podría ser
reducida a dos fajas costeras, al este y al oeste de Génova: la Costa
del Poniente y la Costa del Levante. Noli se encuentra justo en la costa
del Poniente.
Una antigua república marítima
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El antiguo pago romano de Noli fue conocido en la época Bizantina como “Neapolis”.
Su importancia
comenzó cuando participó en la primera cruzada en 1097. Más tarde, Noli
se proclamó ciudad independiente. Un mandato imperial lo reconoció como
una República Marítima y en ese momento se alió con Génova pero quedó
enemistada con Pisa y Venecia.
También Dante en
su "Divina Commedia" escribe sobre Noli en el Canto IV del Purgatorio y
esta referencia literaria es celebrada cada año con una "Passeggiata
Dantesca", un paseo sobre las colinas circundantes.
La importancia de
Noli se consolida al final de la era de Napoleón. Noli con su bahía
protegida del viento entre "Capo Vescovado" y la "Capo Noli", sus
variadas torres rojas de ladrillo, la iglesias de los notables y los
palacios hacen que sea uno de los “Pueblos más bellos de Italia” desde
2001. Esta consideración se la dio la Asociación Nacional de Municipios
Italianos, quien eligió 209 pueblos italianos y los declararon de
“interés artístico y cultural”. Luego de esta distinción estos pequeños
pueblos deben ser protegidos y valorados para que no se olviden ni
corran el riesgo de degradación patrimonial.
Explorando Noli
"Porta di Piazza"
conduce al centro histórico y al Ayuntamiento, una torre del Siglo XIII
y otra llamada la "Loggia della Repubblica".
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En su casco
antiguo, hay algunos palacios del Siglo XIII y XIV los que se pueden
admirar al recorrer la Vía Cristóforo Colombo ( Cristóbal Colón), quien
dejó a Noli comunicado con los Países Bajos y convirtió a la región en
muy popular por ser la cuna de uno de los marinos más importantes de la
historia.
Es increíble ver
la forma trapezoidal de la "Torre del Canto". Desde el "Oratorio de
Sant'Anna", es posible observar la Catedral Románica de San Pietro, más
tarde repintada en el estilo barroco.
Además de estas
murallas antiguas, se merece una visita la Iglesia Monumental de San
Paraforio (Siglo XI), uno de los monumentos románicos más notables de la
Italia del norte.
Al fondo de esta
iglesia, se puede admirar un sitio arqueológico de gran interés, con
ruinas del baptisterio paleo-cristiano (del comienzo del Siglo V) y una
enorme necrópolis con tumbas que remontan a la tardía antigüedad.
Situada a los pies
del Monte Ursino, la ciudad conserva las paredes maravillosamente bien
conservadas y que la unen al centro. El Palacio del Obispo, colocado
sobre la cuesta del monte, también merece una obligada visita, a pesar
de que la caminata para acceder al lugar no sea simple.
La ciudad está
dividida en cuatro barrios: Burgu, Maina, Ciassa, Purtellu. Tal división
se conserva debido a su antigua tradición marinera y, cada año, desde
las orillas de Noli, una "Regata Storica" (Regata Histórica) sucede
cuando los barcos de los cuatros barrios corren todos juntos.
Pescaditos de plata
En Noli, la
tradición de una “aldea de pesca” está todavía viva. Delante de la
ciudad los "cicciarelli" pueden ser pescados con redes de arrastre,
redes antiguas, probablemente, de origen árabe. Los "cicciarelli" son
pequeños pescados mediterráneos, un baluarte de la comida nutritiva y se
pueden disfrutar fritos.
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La primera vez que
probé los "cicciarelli" fue el pasado setiembre en la ocasión de las
"Grandes Fiestas del Pez de Noli". Esa fiesta lució como un gigante
paseo marítimo y fue preparado con tenderetes de exquisiteces típicas de
la costa ligur.
Bacalao, frito de
mar, "lisotti", una pasta de harina y patatas sazonadas con nueces y
"pesto", el tuco preparado con albahaca, ajo y aceite de oliva.
Este paseo durante
el fin de semana pasado, con la típica temperatura del fin del verano,
el aire del mar y el perfume de la ciudad hacen que cada año Noli esté
llena de turistas provenientes de todas las regiones italianas.
Albahaca subacuática
Entre las últimas
novedades de este maravilloso "burgo" (pueblo) se encuentra el primer
cultivo mundial de albahaca subacuática: en la bahía de Noli, a 100
metros de la playa y a una profundidad de 9 metros. Los cultivos de
albahaca crecen bajo el agua, dentro de dos biosferas. Es el "Huerto de
Nemo", el proyecto experimental de cultivo subacuático desarrollado por
una sociedad del grupo "Ocean Reef ", nacido en Liguria, pero extendido
también a los Estados Unidos.
Las semillas
utilizadas por el huerto de Nemo, compuesto por dos biosferas con
capacidad de casi 800 litros, anclados al fondo del mar, provienen de un
productor local de albahaca ligur.
La temperatura del
agua del mar mantiene constante el clima dentro de las biosferas, así
las plantas de albahaca garantizan el justo equilibrio entre oxígeno y
CO2, mientras tanto el agua que rodea las biosferas las protege de las
plagas e insectos.
Producción: María Pía Valls Beltrán